PEQUEÑO TRATADO SOBRE ASESINOS SERIALES

{ Posted on 15:00 by Patricia Càceres }
INTRODUCCIÓN
Es mucha la expectación que nos crea los asesinos seriales y en general todo lo relacionado con los casos de asesinatos, violencia y maltratos. Nos surgen preguntas acerca de esas personas: Cómo serán sus vidas, qué debe de pasar por sus mentes para cometer tales asesinatos, como es posible que una persona pueda llegar a esos extremos, etc. Es más en algunos de los casos más de uno hemos llegado a pensar matar a alguien para ver lo que sentimos o simplemente viviendo situaciones de profunda tensión hemos sentido el deseo interior de acabar con la vida de alguien que tenemos enfrente.
¿Pero qué es lo que diferencia a un asesino serial de un ciudadano de a pie que en un día estresante piensa en asesinar a su jefe o de un asesino en masa?. ¿Cuáles son las patologías existentes?. ¿Cuál es el modus
operandi de cada asesino?. ¿Nacemos todos con una asesino oculto o más bien es la sociedad y el mundo en el que vivimos el que va formando a futuros asesinos?. Estas y otras muchas preguntas serán abordadas a lo largo de los sucesivos apartados gracias a la psiquiatría, neuropsicología o a lo que durante mucho tiempo se ha llamado psicología clínica y más concretamente el campo de la personalidad.
Pero a la hora de encontrarnos con unos asesinos en serie no sólo se tiene en cuenta la tipología de cada persona sino que además se lleva un rigurosos análisis acerca de muchas variables que a veces a las personas
no entendidas en este campo pueden escapársenos. Pero un buen policía de un cuerpo criminal o un criminalista o simplemente una persona interesa en conocer más a fondo todo lo que conlleva un crimen debe
al menos conocer ciertos aspectos teóricos y prácticos.

Recuento Histórico

A pesar de que el término serial killer fue acuñado apenas en 1971, viejas fábulas infantiles (tales como las narradas por los hermanos Grimm) nos enseñan que siempre ha existido el peligro de confiar en los extraños.
Los criminales de ese entonces: vampiros, hombres lobos, trolls y brujas eran metáforas de lo que hoy conocemos como asesinos seriales. Estas viejas historias nos recuerdan a los actuales monstruos que viven en
nuestra sociedad. Con toda seguridad se puede afirmar que siempre han existido los asesinos seriales, que representan el eterno sadismo y crueldad del ser humano.
Hombres Lobo
La licantropía pone de manifiesto el horror al sin sentido del crimen sexual. Los estudiosos del tema han descubierto que estos locos, tuvieron en jaque muchas aldeas europeas durante el siglo XVI. Tanto que las
autoridades consideraban el problema como de "gran presión social."
Famosos hombres lobo del medioevo, el francés Gilles Garnier y el alemán Peter Stubbe ambos mataban niños, los destripaban y aun comían de sus despojos. Stubbe llegó al extremo de matar a su propio hijo y después devorar su cerebro. El mito es todavía popular en nuestros días, hay quien asegura que la luna llena despierta a los hombres lobo. Albert Fish, asesino de niños, se dijo influenciado por el ciclo lunar y declaró que disfrutaba bailar desnudo durante las noches de luna llena.
Frankestein
El Dr. Frankestein, creación de Mary Shelley, trataba de conseguir el poder mas anhelado, el poder de generar la vida como un Dios. Reuniendo partes de cadáveres y así construir un nuevo ser. Ahora bien, esto tiene relación directa con algunos psicópatas de nuestros días. Dahmer y Nilsen ambos operaban con los cadáveres en busca de compañía. En particular Dahmer manipulaba algunos con el fin de crear su propio zombie, quien nunca se negara a su voluntad. Nilsen disponía de los cadáveres de sus víctimas, los manipulaba y le hacían compañía. Decía que en ese estado "poseían la mejor imagen de ellos." Eddie Gein robaba despojos del cementerio local para reconstruir a su madre. También tenía toda una colección de artefactos y utensilios hechos con huesos y recubiertos de piel humana.
Dr. Jeckyll y Mr. Hyde
El escritor Robert Louis Stevenson tuvo la genialidad de lograr delinear parte del perfil psicológico del asesino serial moderno. Y es que la literatura siempre es espejo social de la época. Esa es la peculiaridad del
asesino: goza de una apariencia benigna, anormalmente normal. Por fuera podemos ver al caballeroso Dr. Jeckyll y por dentro hay una grotesca bestia tratando de salir, transfigurando al individuo en Mr. Hyde.
Edmund Kemper cultivaba la personalidad del gigante bonachón (6'9'' de estatura) y de ese modo atraía a sus víctimas quienes no dudaban en pedirle aventón. John Wayne Gacy se disfrazaba de payaso. Era la labor
social que tanto le funcionaba. Cínicamente declaró: "... ustedes saben, un payaso es lo más lejano a un asesinato."
Vampiros
Otro monstruo popular es sin duda el vampiro, metáfora que surge dentro de la rígida y moralista sociedad victoriana. Su irrupción es sintomática del estrés y la represión sexual típica de la época. La repentina aparición de un monstruo lujurioso por la sangre, es notable. Es tan claro el tipo de desviación respecto a la sangre que se pueden localizar fácilmente a los vampiros modernos. Tenemos unos cuantos para nombrar:
El Vampiro de Dusseldorf, Peter Kürten ·
El Vampiro de Hanover, Fritz Haarmann ·
El Vampiro de Sacramento, Richard Chase ·
En especial Kürten disfrutaba como se desangraban sus víctimas, a veces tragando inclusive la sangre que
manaba de las heridas. En otras ocasiones hallaba placer al sentir la sangre caer sobre la palma de su mano.
El estudioso del tema Eliott Leyton opina que el asesinato serial surge a la par de las modernas ciudades industriales del siglo XIX. Basa su teoría en la premisa de que el asesinato contra los extraños, es inexistente
en las llamadas sociedades "primitivas." Sin embargo es en las ciudades de atmósfera asfixiante, donde hay calles en que ni la luz llega y en que transita todo mundo, donde residen los pordioseros y otros marginados
sociales donde pega mas fuerte la plaga del asesino serial.
Durante el siglo XIX dejó de culparse al demonio como única fuente del mal y la destrucción en el mundo.
Ahora los ojos de los científicos y los escritores miraban hacia las personas, tratando de descubrir a la bestia escondida dentro.
Las teorías de Darwin enlazaban a la bestia y al ser humano como nunca antes se había imaginado. ¿Qué tan lejos estabamos de aquellos hombres mono prehistóricos? Una posible respuesta la dieron los investigadores
Cesare Lombrosio y Max Nordau quienes creían que los hombres violentos tenían rasgos primitivos, con mandíbulas pesadas y frente pequeña. A pesar de que la teoría del perfil lombrosiano tuvo evidencia
estadística, hoy ésta no es aceptada por los especialistas. De todos modos aún goza de gran popularidad.

METODOLOGIA DE INVESTIGACION

Toda investigación sobre un homicidio del que se sospeche que puede ser obra de un asesino en serie, comienza con el exhaustivo análisis de la escena del crimen. Este análisis no se circunscribe a la clásica
búsqueda de indicios, vestigios y pruebas forenses presente en todas las investigaciones de homicidio, sino que abarca otros muchos aspectos y consideraciones de tipo psicológico basados en los estudios y la
experiencia acumulada hasta la fecha. Esta técnica se basa en la teoría de que en multitud de ocasiones, la conducta y personalidad del criminal quedan reflejadas en la escena del crimen de igual modo que la
decoración de un hogar refleja el carácter de sus moradores.
El investigador puede obtener valiosísimos datos acerca del autor de los hechos buscando pautas y tratando de identificar características de personalidad del criminal, siendo capaz de detectar e interpretar pistas e indicios que por su propia naturaleza no se prestan a las técnicas de recogida ordinaria: emociones de rabia, odio, amor, irracionalidad, etc.
El resultado de este particular análisis psicológico de la escena del crimen de la dinámica delictiva y de la victimología suele ser la obtención del perfil criminológico del presunto autor de los hechos. Demos un rápido
vistazo a estas técnicas.
4.− Análisis de la escena de una crimen

En primer lugar habrá que llevar a cabo el estudio del lugar del delito. Generalmente, cuanto más actúe el asesino en el lugar del crimen, tanto más fácil nos será definir posteriormente su perfil psicológico, ya que
dejará mayor número de indicios e incluso pruebas de su participación en el hecho.
No obstante, debe tenerse en cuenta que en ocasiones una actuación más prolongada del delincuente no implica necesariamente la posibilidad de encontrar mayor cantidad de indicios, ya que precisamente una parte
de la misma puede estar encaminada a destruirlos.
Así, han de ser objeto de análisis y detallado estudio hechos y circunstancias tales como el aspecto general del lugar, que puede indicar si se trata de un delito previamente planificado (si muestra− un control general de la escena por parte del delincuente), espontáneo (si existe un gran desorden o alteración) o incluso si ha tenido lugar una "escenificación" con el fin de desorientar y obstaculizar la investigación. Este grado de organización en la escena del crimen es uno de los elementos definitorios de los tipos de asesino mencionados anteriormente.
También es importante la presencia o ausencia del arma empleada en el crimen y sus características, ya que estos extremos aportan información sobre el autor del crimen. La utilización de armas en sentido estricto (de
fuego, blancas) que no son halladas en el lugar, apuntan a la posibilidad de que el criminal esté en pleno uso de sus facultades mentales y que pudiera haber planificado el delito. Por el contrario, la utilización de objetos tomados del lugar del crimen (lo que se denomina "arma de oportunidad") como un cinturón arrebatado a la propia víctima usado para estrangularla y que queda en su cuello, puede indicar que el homicidio no fue premeditado e incluso que el autor del mismo tiene perturbadas sus facultades mentales.
La comprobación de la sustracción de objetos, la finalidad de la misma y el tipo de éstos (pruebas del delito, objetos valiosos u objetos personales) puede proporcionar datos válidos para determinar algunas
características del criminal, tales como su nivel de experiencia previa, fetichismo, etc.
La constatación de hechos o circunstancias extraordinarias, como el depósito de objetos extraños, mensajes, evidencias de ritualismo, etc., son buenos indicadores acerca del estado mental del autor de los mismos. En este sentido, es importante el estudio desde el punto de vista psicológico del empleo de los materiales utilizados por el criminal (la elección de uno con preferencia sobre otros, el modo de usarlo, etc.) entre los que tiene gran interés el material escrito que se obtenga por la información que sobre su autor puede aportar el examen psicolinguístico y grafopsicológico.
Obviamente, una gran fuente de información es el cadáver de la víctima. Su existencia en el lugar de la agresión y las características de éste, su relación con el mismo la disposición del cuerpo y de las ropas, las
lesiones que presenta y la forma de muerte así como la determinación del tipo de víctima (si se trata de una víctima de oportunidad o previamente elegida), son todos ellos factores que en conjunto aportan valiosísimos datos acerca de lo sucedido y del causante de ello. Profundizaremos en ello más adelante.

5.− Análisis de la dinámica criminal

Para entender el concepto de "dinámica delictiva" es necesario en primer lugar especificar los principales elementos que intervienen en el proceso de la comisión de un hecho delictivo: delincuente, víctima, y delito
en sí. Los dos primeros confluyen en el tercero. Durante todo el proceso existe una conducta anterior, actual (durante la comisión del hecho) y posterior por parte de ambos, víctima y delincuente. Esta conducta es la que debe estudiarse especialmente durante el tramo en que confluyen las de los protagonistas, el momento en que interaccionan ambas, ya que junto con la influencia de circunstancias o factores externos dan como resultado el delito. En consecuencia, éste también, debe entenderse como una entidad dinámica, en continuo cambio en virtud de los condicionantes que lo rodean e influyen en su producción. Von Hentig, uno de los padres de la Victimología, ya opinaba en su obra "El criminal y su víctima" que ésta participa en ocasiones con su comportamiento en el acto criminal cometido contra ella.
El análisis de la dinámica criminal, en consecuencia, se centra en el estudio de la actividad del delincuente y la víctima antes, durante y después de la comisión del delito para determinar su relación con el resultado final del mismo.
Aspectos importantes a estudiar son la forma en que el asesino contactó con su víctima (los organizados suelen abordarlas y entablar conversación interpretando un papel que le permite ganarse un cierto grado de confianza) el modo en que se relacionó con ella mientras la tuvo con vida (los recursos verbales que empleó, su actitud y grado de agresividad, etc.) o el método empleado para deshacerse del cadáver.
Así, el comportamiento de la víctima será útil para decidir la posible influencia del mismo en relación al del delincuente, de lo cual pueden obtenerse valiosos datos sobre el mismo (por ejemplo, la interacción verbal y física puede ofrecer datos para encuadrar al agresor en un determinado tipo de violador y asesino con características muy específicas).
Por otro lado, el comportamiento del delincuente constituye su "huella psicológica" a través de la cual puede ser perfectamente identificado, y de su conducta interesan especialmente al investigador dos aspectos: el
modus operandi y la firma o sello personal.

6.− Clasificación por método del crimen

Los agentes de la autoridad especialistas en asesinatos seriales, juntos con psicólogos y psiquiatras han establecido que existe una característica fundamental en la forma de cometer el asesinato, que determina la
existencia de dos tipos de asesino: el organizado y el desorganizado. La mayoría de los asesinos seriales son organizados (3/4) del total de casos; esto porque usualmente su inteligencia esta por encima del promedio. El
resto, los desorganizados, son criminales solitarios en extremo y sus crímenes muestran una irreprimible frustración, se da por sentado que tienen un bajo nivel intelectual e inclusive padecen de algún desorden
mental. Esto último sucede, a la par de que son ya sociópatas.
Método del asesino organizado (Gacy, Bundy por ejemplo):
Se transporta a la escena del crimen en automóvil de modelo reciente, mismo que usará para después llevar a la víctima viva o muerta.
Podemos resumir que el asesino planea detalladamente el crimen y se acostumbra rápidamente a la dinámica.
Lleva consigo el instrumental para matar (cuerda, esposas, cloroformo, etc.).
La violación y tortura ocurren antes del asesinato, para gratificación del psicópata.
El crimen resulta un proceso alargado con el propósito de realizar la fantasía del criminal.
El criminal queda consciente de que el asesinato deja evidencia de sus acciones, por lo que tratará de esconder o destruir las posibles pistas.
Esconde, entierra o destruye el cuerpo de la víctima, para evitar o alargar su posible captura.
El asesino puede en un futuro interesarse en el crimen (por él mismo cometido) participando en las pesquisas de la policía o llamando a las hot lines dispuestas para los familiares de las víctimas.
Método del asesino desorganizado (Berkowitz, Chase):
Usualmente llega y se va de la escena del crimen caminando, aunque también puede llegar en auto.
El asesinato ocurre, "al calor del momento". No hay la exhaustiva planeación para cometer el crimen.
No carga con un el clásico kit de herramientas para matar, tal vez use sus manos o alguna arma punzocortante. Tal vez también use una pistola.
No existe contacto con la víctima hasta que el fatídico momento ocurre. ·
El ataque del asesino será furioso y decisivo. La víctima recibirá rápidas heridas que serán desde un principio mortales.
Este tipo de asesino no se interesa por la evidencia que queda después del crimen. Simplemente se marchará sin mayores consideraciones.
No se interesa por esconder el cuerpo de la víctima a quien deja donde haya muerto.
El asesino puede cometer canibalismo con el cadáver, e inclusive tomar "souvenirs" para apaciguar su fetichismo.
Después del asesinato, no se interesará gran cosa por el asunto y tenderá a olvidar el incidente.
El modus operandi ("manera de actuar" en sentido literal) es generalmente entendido como los actos ejecutados por el delincuente para la comisión del delito y cuya característica común es su repetición en
sucesivos hechos similares.
La idea se basa en la tendencia del comportamiento humano a la adquisición de hábitos propios, fenómeno bien conocido y estudiado por la psicología. Desafortunadamente, en muchas ocasiones la errónea
interpretación del concepto como algo estático, es decir, que no cambia con el tiempo, ha limitado grandemente las posibilidades de éxito en su aplicación. Es muy frecuente la inclinación de los investigadores
a pensar que, una vez identificado el modus operandi de un delincuente, aquel permanece invariable.
Esta rigidez impide a menudo relacionar casos al detectar la variación de uno o varios de los elementos que componen un modus operandi determinado, desechando por tanto la citada relación. Ello supone un grave error, ya que otra de las. características del comportamiento humano es la capacidad de aprendizaje.
El modus operandi es una conducta aprendida, dinámica y maleable.
Así, variará frecuentemente entre el primer delito y los siguientes, y su grado de evolución es un útil indicio acerca de la personalidad y circunstancias del delincuente. Ejemplo de ello sería el caso en que se detecta un refinamiento sustancial y súbito en un modus operandi de un delincuente conocido, lo que puede significar un reciente encarcelamiento durante el cual ha perfeccionado su técnica a través del contacto con otros
delincuentes más avezados (Douglas y Munn, 1992).
Como ya se ha visto, la respuesta de la víctima también tiene una significativa influencia en la evolución del modus operandi, sirviendo al agresor de experiencia y referente para el futuro.
Otro aspecto importante en el estudio de la conducta del delincuente es la denominada " firma" o sello personal. La distinción con el modus operandi se fundamenta en que los actos ejecutados y que conforman éste son (al menos desde el punto de vista del criminal) necesarios para llevar a cabo con éxito su acción.
Por el contrario, los actos que configuran la firma son innecesarios desde el punto de vista práctico, van más allá de las acciones imprescindibles para cometer el crimen y son parte integral del comportamiento del
sujeto, que se ve compelido a realizarlos con el fin de satisfacer ciertas necesidades de origen psicológico. En consecuencia, la identificación de estas necesidades así como de sus causas constituye un asunto de vital importancia para el investigador en orden a la futura elaboración del perfil psicológico del presunto autor de los hechos.
En este sentido es útil el estudio de los actos realizados por el asesino con su víctima durante todo el proceso criminal (si le vendó los ojos, si desfiguró su rostro, si se llevó trofeos o recuerdos, si hubo cautiverio previo, desmembramiento, necrofilia o inserción de objetos, etc.).
No obstante, este sello personal puede no llegar a manifestarse en cada delito, debido a contingencias inesperadas tales como interrupciones o respuestas; imprevistas de la víctima (Douglas y Munn, 1 992).

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